La madre y los hermanos de Jesús, ¿modelos de familia cristiana?


En la defensa de una determinada concepción de familia, la Iglesia se olvida de lo conflictiva que pudieron ser las relaciones familiares del propio maestro. La tradición marcana sobre la familia de Jesús en 3,20-21.31-35 nos dice que una vez que se había reunido una gran multitud en la casa de Jesús los suyos fueron a retenerlo porque decían que estaba fuera de sí. El verbo ecisthmi implica varios mátices:confundido, en éxtasis, fuera de control, pasmado. Así las cosas, pareciera que a estas alturas de la misión de Jesús sus más cercanos, su madre y sus hermanos (h mhthr autou kai oi adelfoi autou) (Mc 3,31), no tenían una gran estima de su persona y actividad. Esta introducción (3,20-21), ciertamente incomoda para las primeras comunidades cristianas, será omitida en Mateos y Lucas, aunque Juan reconocerá que sus hermanos (nada dice de su madre) no sólo no creían en él (7,5), sino que le provocaban (7,3). Ahora bien, cuando se produce el conflicto entre la familia que espera llevarselo y Jesús, éste mirando a quienes le escuchaban les dice: He aquí mi madre y mis hermanos; pues el que cumpla la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre (Mc. 3,34-35). Mateos y Lucas, siguiendo a Marcos, mantendrán en términos generales la misma respuesta, con la salvedad de que Mateos, enfatizando su concepción eclesiológica, identificará a aquellos que hacen la voluntad de Dios con sus discípulos (Mt 12,49).

Muchas interpretaciones se han dado respecto al significado de este polémico texto. Así por ejemplo para Kelber lo que se quiere significar es una crítica fuerte a la verdadera familia biológica de Jesús que en el tiempo que se escribió el Evangelio gozaba del liderazgo de la Iglesia de Jerusalén previo a la destrución del Templo. Según Kee esta crítica es en contra de los lazos biológicos que constituyen una familia y se desarrollaría como respuesta a las ropturas y crisis familiares producidas por seguir a Jesús. Según este autor lo que esta crítica estaría haciendo es redefinir lo que se entiende por familia en términos de aquellos que hacen la voluntad de Dios. Esta idea se desarrollaría entre las comunidades cristianas previas a la destrucción del Templo y desde la región de Siria. Por último, Myer señala que lo que realmente se está criticando es el modelo opresivo de familia patriarcal y jerárquica que predominaba en la época para proponer una alternativa basada en relaciones fraternales e igualitarias.

Estos ejemplos nos muestran hasta qué punto la interpretación de un texto puede cambiar dependiendo, muchas veces, de los presupuestos con los que se trabaje. Lo que sí parece claro es que Jesús tuvo conflictos con sus hermanos y su madre durante parte de su ministerio público. Los criterios de pluralidad de las fuentes y el de la incomodidad así lo atestiguan. Ahora bien, ¿es que Jesús tuvo hermanos? Y de ser así, ¿quiénes eran estos hermanos? Nunca sabremos con exactitud la respuesta a la primera pregunta. El texto habla de adelfos que puede significar hermano o hermana, o alguien de la misma tierra o pueblo. En el contexto de las familias extendidas en la antigüedad no era extraño que a un primo se le considerase también adelfos. Ahora bien, es necesario reconocer que en la mayoría de los textos antiguos adelfos significa hermano de sangre. Hoy en día, incluso entre los exégetas más conservadores, se tiende a afirmar que Jesús tenía hermanos. Si este fuese el caso, ¿quiénes eran estos hermanos que tantos problemas dieron a Jesús? Cuando Jesús llega a su pueblo de Nazaret se dice que la gente se admiraba y escandalizaba de sus enseñanzas y se preguntaba si no era éste el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón (Mc 6,3). La versión mateana, siguiendo a Marcos, sigue los mismos nombres con una modificación, pone a Simón antes de Judas. Ambos, Marcos y Mateo nombran las hermanas de Jesús pero no les dan nombres. Lucas, siguiendo sus propias fuentes, adapta el episodio y lo convierte en un esquema programático de su evangelio y de su cristología (Lc 4, 16-30). La única pregunta que pone en boca del gentío es de carácter general: ¿No es éste el hijo de José? La misma pregunta estará presente en la versión joánica (Jn 7,42).

De los hermanos de Jesús dos serán particularmente importantes para el desarrollo del cristianismo primitivo: Santiago y Judás. El primero asumirá la responsabilidad de liderar a la Iglesia de Jerusalén hasta su propio martirio. A partir de su figura se desarrollará toda una literatura cristiana ortodoxa y gnóstica muy importante. Al segundo se le asociará con Tomás el mellizo y también se constituirá en una figura prominente en el cristianimo primitivo en Siria, en Persia y hasta en la India. Veremos qué fue de cada uno en las siguientes entradas. Lo que ahora conviene recalcar es que las relaciones familiares de Jesús, al menos en parte de su ministerio público, no fueron fáciles. Esto es tan así que Jesús tuvo que redefinir lo que entendía por familia reubicando esas importantes redes sociales en quienes iban constituyendo su grupo de seguidores. Considero esto particularmente iluminador al momento de discutir sobre el modelo de familia como "verdad revelada".

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