Interpretando los signos de los tiempos (Asunción de Moisés)

La Asunción de Moisés es un apócrifo judío que nos provee de información de primera mano acerca del tiempo en el que vivió Jesús, y más interesante aún, acerca de cómo se interpretaron algunos acontecimientos por el autor de esta obra. En este escrito “Moisés” va narrando los futuros acontecimientos de la historia de Israel. Respecto a la dinastía hasmonea se refiere en los siguientes términos: “Entonces se alzarán contra ellos reyes poderosos que serán llamados sacerdotes del Dios Altísimo, pero realmente practicarán la impiedad desde el santuario santo” (6,1). Entonces le sucederán el rey Herodes, “un rey insolente que no será del linaje de los sacerdotes, hombre audaz y descarado que los juzgará como se merezcan” (6,2). El autor pasa a describir el reinado de Herodes en términos no muy favorables: “A espada eliminará a los principales de entre ellos y en lugares desconocidos hará desaparecer sus cuerpos, para que nadie sepa dónde están sus cuerpos. A ancianos y jóvenes matará sin miramientos. Entonces habrá entre ellos, en su país, un intenso miedo a él. Durante treinta y cuatro años los sojuzgará como los habían sojuzgado los egipcios y les impondrá penalidades” (6,2-6). Los treinta y cuatro años, junto con algunas características del reinado de Herodes el Grande, coincide con Josefo en Ant. 17.191. Luego el autor pasa a describir someramente los hijos de Herodes dando a entender que todavía reinan, por lo que debemos suponer que esta obra se escribió durante los reinados de estos, aunque con la esperanza de un pronto final. “Y engendrará hijos que al sucederle dominarán por espacios de tiempos más breves” (6,7).

El acento del autor está puesto en los incidentes que acontecieron en Judea a la muerte de Herodes el Grande, cuando “a sus regiones llegarán cohortes y un poderoso rey de occidente que los someterá, los llevará cautivos y una parte de su templo a fuego quemará. A algunos crucificará en torno a su colonia” (6,8-9). Existe consenso en identificar al poderoso rey de occidente con Quinctilius Varus que marchó contra Israel al sucederse los disturbios luego de la muerte de Herodes en el 4 A.C. Las tropas de Varus, encabezadas por su lugarteniente Sabinus, se encuartelaron en el Templo de Jerusalén donde, viéndose rodeados y temiendo por sus vidas, procedieron a quemar los pórticos del templo (Ant 17.256-68; Gue 2.45-54), para luego masacrar a cientos de judíos y robar parte del tesoro del templo. También coincidiendo con la información de la Asunción de Moisés, sabemos que cuando Varus marchó a Jerusalén para reunirse con Sabinus, quemó parte del templo y crucificó a numerosos judíos. De aquí en adelante, y ya de manera contemporánea al autor de la AsMoi, se nos dice que “llegarán a su fin los tiempos” (7,1). Aunque el texto en este punto no es del todo claro, se habla de que “las cuatro horas llegarán” (7,1) haciendo referencia a algún tipo de cálculo cronológico al modo del libro de Daniel (7,25). Si siguiendo a Dn, las cuatro horas hacen referencia a cuatro años, entonces la AsMoi se escribió dentro de los cuatro años posteriores al asalto de Jerusalén por Varus, y el autor se entendía a sí mismo como testigo de los acontecimientos escatológicos finales. Este tiempo final se interpreta como la última tribulación, donde los justos “serán castigados con torturas, fuego y espada, y serán forzados a llevar en público sus ídolos, impuros como son, al igual que quienes los guardan” (8,4). La descripción de la AsMoi no sólo coincide en este punto con el libro de los Macabeos, sino que también con Mc 13.

Lo que también nos acerca a la primera reflexión cristiana es la crítica constantes que la AsMoi hace del sacerdocio. Estos han trasgredido los mandamientos de Moisés de tal forma que ya no cualifican para expiar por los pecados de Israel. Leemos en 5,4 que éstos “no seguirán la verdad de Dios, sino que algunos mancillarán el altar con los dones mismos que ofrezcan al Señor, ellos que no son sacerdotes, sino esclavos nacidos de esclavos”. En contraposición a este sacerdocio deficiente, el capítulo 9 nos presenta a Taxo, hombre de ascendencia levítica, quien, como Moisés, expiará por los pecados del pueblo. En 9, 6-7 el héroe menciona su sangre, dando a entender que está dispuesto a expiar por los pecados del pueblo con su propia sangre (¡como Jesús!): “muramos antes que trasgredir los mandamientos del Señor de los señores, el Dios de nuestros padres. Pues si hacemos esto y morimos, nuestra sangre será vengada ante el Señor”.

Esta interpolación es seguida de manera inmediata por la aparición del mensajero de Dios, el Enviado, quien hace referencia posiblemente a una figura angelical de carácter sacerdotal. Aunque no se identifica su identidad, a través de un análisis intertextual es posible aventurar algunos nombres, entre los cuales Melquisedek (11QMel) y Miguel (Dn12,1-3; 1QM 17,5-8) son los mejores candidatos. Como sea, en adelante ya es el propio Dios quien desencadena el juicio final que no es sino la venganza de los justos. Para más detalles: Taxo´s Martyrdom and the Role of the Nuntius in the Testament of Moses: Implications for Understanding the Role of Other Intermediary Figure, K. Atkinson, JBL 125, n 3 (2006): 453-476.

Comentarios

  1. Una introducción obligada www.versolanuovacreazione.it
    Queridos lectores:
    Los mensajes que Jesús me está dictando en estos días y que serán publicados en los próximos meses, trazan decididamente el camino a los acontecimientos que nos esperan. He sentido por lo tanto el deber de escribir esta introducción para ayudaros a entrar adecuadamente en los temas que leeréis.
    Hasta hoy os he comunicado las revelaciones que he recibido de Dios. En mi primer libro “Más allá de la gran barrera” que termina en el cap. 15 con el título “La nueva Creación” os he presentado el mensaje central de todas las revelaciones recibidas, esto es, el de recapitular en Cristo todas las cosas en el cielo y en la tierra. He buscado de conduciros a los acontecimientos que afectarán a la Tierra y al universo. En estos días Jesús me ha comunicado que desea prepararnos, en los próximos meses, a los acontecimientos que nos esperan en el futuro inmediato.
    ¿Cómo enfrentar tales eventos? Considero que en estos años, a través de tantas explicaciones que he recibido y que os he comunicado, hemos recibido la gracia de comprender el recorrido interior que nos prepara para entrar en el pensamiento de Cristo, para comprender el misterio de Dios y de la vida, para elevarnos y transformarnos hasta resultar criaturas nuevas. Os he hablado de este camino espiritual particularmente en el libro “Reescribir la historia-Vol 1 En el pensamiento de Dios”. Además, habéis estado acompañados por los mensajes publicados mensualmente en este sitio, que continúan, y que nos introducen cada vez más en una fase seria de preparación y de decisión.
    Yo no puedo comentar estos mensajes. Serán Jesús mismo y su Santo Espíritu quienes lo expliquen en vuestro corazón. A vosotros corresponde dar una respuesta para comprender las palabras que leeréis. En fin, corresponde a todos nosotros empeñarnos nosotros mismos, por la Tierra y por el universo entero, para que puedan realizarse las promesas de Dios
    El mensaje que os ha llegado a través mío es para todos los hombres de buena voluntad, cristianos o no, creyentes o no. Personalmente no pretendo imponer nada a nadie, no quiero imponer ni siquiera a Jesucristo. Deseo simplemente ser un testimonio fiel del Dios viviente ante la presencia de todo hombre y de toda criatura. La Biblia afirma a propósito de Jesucristo: “por medio de Él Dios ha creado el universo y ahora lo ha constituído Señor de todas las cosas. Él es el espejo de la gloria de Dios, la imagen perfecta de aquello que Dios es. Su palabra poderosa sostiene todo el universo” (Heb.1,2-3) Esta imagen perfecta de aquello que Dios es, se manifestará a todos nosotros, antes o después de nuestra muerte, y cada uno deberá dar su respuesta; si acepta o no la verdad eterna. Deberá pronunciar un SI o un NO. Nadie podrá escapar.
    En el tiempo que está por delante nuestro Jesús actuará con gran poder del Espíritu Santo dentro de nuestro espíritu, para llevar a la salvación a la humanidad entera. Buscará las personas de buena voluntad, creyentes o no creyentes.
    Junto todos aquellos que se adhieran a este programa yo me ofrezco a Jesús a través de María Santísima y ruego por vosotros. Espero que también vosotros os unáis al mismo programa para ser la gran esperanza de la humanidad, la cual, sin Dios, no hará otra cosa que hundirse en la confusión y en la desesperación.
    Al dejaros con las palabras de Jesús, os saludo y os bendigo en Cristo.
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  2. www.versolanuovacreazione.it
    Mensaje de Jesús del 29 de agosto de 2011-
    Mi Padre trabaja siempre y también Yo trabajo. ( Jn.5, 17)
    “¡Os bendigo mis queridos hijos! Hoy deseo hablaros de la obra de Dios en este tiempo y del cuadro general en el que se insertan vuestra vida y vuestra misión.
    Tratad sobre todo de entender que no estáis ubicados por casualidad en la realidad en que vivís, sino por un proyecto divino preciso. Cualquier cosa que penséis de vosotros mismos o que los demás piensen de vosotros, sabed que vuestra vida es preciosa en el tiempo y en el lugar que os encontráis, según los proyectos de Dios. Fuisteis previstos para esta realidad y por esto Dios os ha dado potencialidades originales e irrepetibles. Nadie es igual a vosotros en el universo, porque la creatividad de Dios es ilimitada e inagotable, y por eso, cada uno de vosotros es absolutamente original en su ser y en su actuar.
    Sin embargo, muchos sobre la Tierra viven por debajo de sus potencialidades porque no se entregan a mí. Sólo yo conozco perfectamente el proyecto del Padre para cada uno de vosotros porque yo he recibido de El la orden de llevar a cumplimiento en cada hombre su obra; Yo actúo en vosotros con el poder del Espíritu Santo, el cual continuamente os ilumina y os envuelve, os inspira para indicaros el camino hacia mí, para que yo os revele cuál es la voluntad del Padre para vosotros. Sin mí no llegaréis realmente a conoceros a vosotros mismos ni conocer aquello que se os ha pedido hacer en esta vida.
    El Espíritu Santo y yo trabajamos continuamente para realizar el proyecto del Padre en cada uno de vosotros, pero solamente lo podemos hacer con la ayuda de vuestra libertad, o sea, cuando escogéis voluntaria y libremente amar y servir a Dios y entregaros a El. Esta es la condición indispensable para que vuestras potencialidades se activen y actúen. Efectivamente, en el momento en que os decidís de vivir para Dios y de abandonaros totalmente a su voluntad se inicia en vosotros la acción de la Santísima Trinidad, que poco a poco, transforma vuestra vida y vuestros pensamientos. De esta forma comenzáis a tomar conciencia de lo que sois en Dios y a incidir sobre la realidad en una forma creativa, porque es la creatividad divina la que trabaja en vosotros. Deseo que estéis concientes de cuanto os estoy diciendo, porque el saber conciente que Dios está activo en vosotros, independientemente de vuestra fragilidad humana, es determinante para vuestra misión en el tiempo en el que estáis viviendo.
    El vuestro es un tiempo grandioso y difícil para todo el universo. Grandioso por la potencia de los acontecimientos que la mano de Dios está preparando, y difícil porque es un tiempo de lucha contra las fuerzas del mal, una lucha siempre más abierta. Todo esto no tiene relación exclusivamente con la Tierra, sino con la creación entera y con todos los hombres que pueblan muchos otros planetas.(1) Ya os es he dicho que son tan hijos de Dios como vosotros y que yo he dado mi vida también por ellos. Son vuestros hermanos, en quienes se debe cumplir perfectamente el proyecto de mi Padre justamente como en vosotros.
    ¿Cuál es el proyecto del Padre? Llevar la creación entera al estado de integridad y de perfección que ella tenía antes del pecado original; retornar a cada hombre a la dignidad y a la gloria de hijo de Dios. Todos los hombres y cada criatura que existe en el universo deben ser liberados de la corrupción y de la muerte, que se han infiltrados en la obra de Dios a causa del pecado de vuestros progenitores. El hombre debe retornar a una justa relación con Dios, reconociéndole la autoridad y sometiéndose a su guía. ¿Cómo hará el Padre para realizar este proyecto? Recapitulando todo la creación en mí, porque El me ha dado todo el poder en todo el universo.
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  3. Por esto estoy manos en la obra, para que todos aquellos que vendrán a mí, sean introducidos por mí en una relación nueva y filial con el Padre.
    Estos serán instruidos interiormente por mí para estar preparados a comprender y a vivir los acontecimientos que le esperan a la humanidad. Cuando mi obra sea cumplida en cada uno y en todo el universo, volveré en mi gloria, e introduciré a todos aquellos que me pertenecen en la creación nueva, incorrupta e incorruptible.
    Será esta la dimensión nueva y purísima del espíritu donde vivirá la humanidad redimida, será el reino de los cielos que entregaré a mi Padre al final de los tiempos, pero que ya desde ahora pertenece a cuantos viven para mí y en mí.(2)

    Al contrario, cuantos hubieran quedado fuera de mí, porque no me hubieran acogido ni reconocido como Hijo de Dios y Salvador, no entrarán en la nueva creación.
    Yo he venido a la Tierra para dar comienzo a un tiempo nuevo, definitivo y decisivo para la humanidad de todo el universo. Después de mi muerte y resurrección e comenzado un camino progresivo hacia la nueva creación. Con mi pasión he cumplido delante del Padre con toda justicia, lavando con mi sangre la culpa de los progenitores y cancelando vuestra pesada deuda. Así he abierto el camino a cada hombre de buena voluntad que quiera acogerme y seguirme. Si os entregáis a vosotros mismos, os conduciré perfectamente según los planes de Dios, para introduciros un día en el reino de los cielos. Pero corresponde a vosotros caminar. ¡No penséis que yo haga también vuestra parte! Yo estoy cerca y os sostengo pero no camino en vuestro lugar. A menudo los cristianos se recuestan sobre mí, pensando que yo ya lo he hecho todo y que ellos no deban hacer más nada. Se contentan con participar en algún rito religioso y así se creen en su lugar. ¡No, hijos, esta actitud está equivocada! Yo os he redimido, es cierto, pero si os quedáis inertes y pasivos sin tomar sobre vosotros la responsabilidad que os corresponde, como hombres espiritualmente maduros,¿cómo podrá dar frutos la redención en vosotros? ¿En qué os distinguiréis de aquellos que no creen? Mi vida y mi obra se deben encarnar en cada uno de vosotros, de modo que podáis hacer eficaz mi Sacrificio, volverlo vivo y visible, a favor de vosotros mismos y de los demás. No basta creer en la Redención, es necesario entrar plenamente, tomando la propia cruz y siguiéndome.
    Si esto vale a nivel de los individuos, tanto más vale para la humanidad entera. Toda la humanidad deberá conocerme, acogerme y seguirme si quiere ser conducida por mí al Padre e introducida en el reino de los cielos. Solo a mí me corresponde reconducir la creación entera al Padre, por eso es preciso que todo pase a través de mí.
    ¿Cuál es entonces vuestra tarea en este tiempo? Es creer firmemente en mí y ofreceros a mí, para que yo pueda uniros a mí para llevaros al Padre. Esto significa ser recapitulados en mí; de este modo seréis parte de mi Cuerpo Místico, que es la fuerza más grande que opera en el universo. Del Cuerpo Místico forman parte mi Madre, los ángeles, los santos, y todos aquellos, vivos y difuntos que han creído y creen en mi obra, porque aman al Padre y me reconocen como Hijo de Dios y Redentor de la humanidad entera. Así resultaréis partícipes de la acción del Padre y de la mía, seréis parte de los ejércitos de Dios que están trabajando poderosamente en este tiempo. He aquí porque es absolutamente necesario que os decidáis a vivir para Dios, que os renovéis interiormente separándoos de vuestro egoísmo. Espero de cada uno de vosotros una decisión seria e inequívoca. Tal decisión no puede ser más revocable; esto vale para cada uno y para la humanidad entera.
    www.versolanuovacreazione.it Stefania Caterina

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  4. hombres y mujeres de la Tierra, un planeta crucial en los planes de Dios. Aquí me encarné, fui muerto y resucité, y aquí he instituido mi Iglesia, la primera célula del reino de Dios. De la Tierra habría debido iniciarse una potente misión de evangelización del universo entero. A esto en efecto está llamada la La trayectoria de todo el universo ha llegado a una encrucijada, particularmente para vosotros Iglesia de la Tierra: a ser un testimonio de mi muerte y resurrección, y portadora del anuncio de la salvación a todo hombre viviente en el universo, en los modos y en los tiempos previstos por Dios. Cada hombre en el universo está destinado a ser parte de la Iglesia, o sea del pueblo de Dios, y no solo vuestra humanidad. No olvidéis que yo he muerto y resucitado por todos los hombres del universo.
    Mi Padre le ha dejado a vuestra humanidad amplia libertad de decisión a lo largo de los milenios y no ha dejado de daros signos y profetas para que podáis comprender sus planes y adherir a su obra y a la mía, para recapitular en mí el universo entero. Os ha mandado a mi Madre, que innumerables veces os ha reclamado con fuerza y con dulzura, a la necesidad de volver a Dios.
    Mucho ha sido hecho por mi pueblo sobre la Tierra, pero mucho queda por hacer. Hoy, sobre la Tierra, solo una pequeña parte de la humanidad cree en Dios, no obstante la obra de evangelización desarrollada por los cristianos. La evangelización del universo permanece como una cuestión desconocida y rechazada por muchos, puesta en ridículo y nunca seriamente afrontada. ¿Por qué? Por dos motivos fundamentales
    • El primero es que el pueblo de Dios, sobre la Tierra, se ha replegado sobre sí mismo y sobre sus propias dificultades. La fe ha sido y es vivida por muchos cristianos como remedio para las desgracias de la vida. La vida sobre la Tierra, con todas sus dificultades, ha sido el centro de atención de toda predicación y misión. La Iglesia misma, esto es mi pueblo, corre el riesgo de trabajar más como institución de beneficencia que como depositaria de una misión universal. Ciertamente que no entiendo decir que las obras de caridad no sean necesarias; ¡todo lo contrario! Digo, sin embargo que no pueden constituir el único campo de acción de los cristianos, como en cambio parece ser para muchos.
    Los cristianos han pensado demasiado en la Tierra y poco en el Cielo. Esto ha creado un círculo vicioso: cuanto más se preocupan los cristianos de las cosas terrenales, más se esclavizan. Veo un gran aplastamiento de mi pueblo, y también de muchos pastores que giran en torno de empresas terrenales. Es evidente que todos vosotros tenéis deberes y responsabilidades y que la vida terrenal es objetivamente difícil; pero vuestro corazón debe permanecer libre de los afanes de la cotidianidad, para elevarse a Dios y a las cosas del cielo. Solo así podréis alcanzar el conocimiento de las cosas de Dios. En cambio, dos milenios después de mi venida, a pesar de la fe que profesáis en mí y de las enseñanzas del Evangelio no habéis logrado todavía sacar la cabeza de vuestros problemas terrenales. Esto significa que vuestra fe es débil. Entonces, como ya se lo dije a Nicodemo,(3) si no creéis cuando os hablo de cosas terrenales ¿cómo puedo hablaros de cosas celestiales? ¿Cómo lograréis creer, y cómo os colocaréis frente a ellas?

    Por eso no se ha desarrollado plenamente la dimensión universal del cristianismo; universal en cuanto capaz de abrazar todo el universo. Habría querido desde hace mucho tiempo hablaros de las cosas del cielo, pero nunca estabais preparados. ¡Sin embargo no le han faltado señales a esta humanidad de la existencia de la vida en otros planetas! Os digo que no le han faltado ni siquiera a la Iglesia. ¿Quién los ha querido y sabido leer a la luz de la fe? Pocos; y esos pocos han sido duramente

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  5. duramente perseguidos.

    www.versolanuovacreazione.it Stefania Caterina

    Ahora ha llegado el tiempo que os hable de las cosas del cielo. No puedo espera más el despertar de quien no quiere entender, porque muchos hombres sobre otros planetas esperan ser despertados a la fe. No es justo que esperen hasta el infinito. Os aseguro que la humanidad de la Tierra no podrá hacer a menos de la comunión con los otros hombres del universo, porque es precisamente esta comunión la que expresa en toda su dinamicidad, la universalidad de la fe cristiana. La comunión de la que hablo existía en el momento de la creación pero fue destrozada por el pecado original; deberá volver a revivir, a través de mí. Dios es Padre de todos. Y si la Iglesia es madre, deberá serlo para todos. Quien tenga oídos que oiga.
    Por lo tanto ¡despertaos cristianos de la Tierra, y comenzad a elevar la mirada! Solamente así podréis comprender lo que mi Espíritu continuamente os enseña.
    • El segundo motivo es que las fuerzas del mal, con Lucifer a la cabeza han actuado poderosamente sobre la Tierra. Han encasillado a la humanidad en sistemas cerrados que han oprimido la conciencia del individuo, privándolo de la libertad y de la identidad. Sistemas políticos, económicos, sociales, científicos y también religiosos reinan sobre la Tierra y tienen la finalidad de crear ideas, convicciones y modelos para someter a los pueblos que resultan progresivamente privados de su libertad. Esto le asegura y garantiza el poder a unos pocos. La Tierra, en efecto está gobernada por una restringida oligarquía de poderosos, consagrados a Lucifer que operan por encima de todos los sistemas y controlan a la humanidad entera.
    Estos tienen conocimiento, desde hace siglos, de la vida en el universo, pero se cuidan bien de hablar. Han pactado alianzas con humanidades de planetas rebeldes a Dios, movidos por el deseo de dominar no solamente la Tierra, sino todo el universo, y temen sobremanera a las humanidades de los planetas fieles a Dios.
    Hasta hoy, han impedido a los pueblos conocer la realidad de las cosas porque temen perder el poder, temen que la humanidad de la Tierra sea visitada y ayudada por las humanidades fieles a Dios, porque para ellos sería el fin. Estáis prisioneros en un juego sutil que pasa por encima de vuestras cabezas y os lleva fuera de la verdad. ¡Abrid los ojos; las señales no os faltarán!
    Los sistemas creados por Lucifer, con la complicidad de hombres ávidos y corruptos, engendran las estructuras, organizaciones con miles de siglas diversas, cuyas reglas sirven para proteger los sistemas de los que han nacido.Son innumerables y trabajan en todos los campos. Por fuera de los sistemas y de las estructuras el hombre de la Tierra no logra más vivir, porque por siglos y siglos ha estado encuadrado en ellas. Sistemas y estructuras han plasmado generaciones enteras de individuos que piensan y actúan según las leyes de los sistemas y no según las leyes divinas impresas en el espíritu de cada hombre. Así el hombre se ha alejado siempre más de Dios, perdiendo certezas y esperanzas y ha debido apoyar su falsa seguridad sobre sistemas que considera infalibles, porque está inducido a pensar así.
    Las religiones mismas, por muchos aspectos, se han transformado en sistemas que generan estructuras. Para muchos creyentes, el sistema religioso, hecho de reglas, códigos, mandamientos y prohibiciones ha resultado el ídolo que tomó el puesto de Dios.
    El hombre de la Tierra no se siente más parte la humanidad, sino de un conjunto de sistemas, que lo tiene sometido, y lo vuelve incapaz de pensar con la propia cabeza. Quien se coloca fuera de las reglas impuestas por los sistemas, es sacado del juego, no cuenta más para nada, es condenado a muerte como me sucedió a mí.
    Por eso pocos tienen el coraje de oponerse.
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  6. Forza e coraggio Visita il sito
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    Dio ti benedica
    Angelo Vecchione

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