El Cristo y la Verdad en el origen de la Dodécada del Apócrifo de Juan


La divinidad en los sistemas gnósticos se entiende como una fuente o emanación desde el silencio de las teologías negativas hacia la personificación de distintos cualidades que configuran el pleroma o totalidad. Los eones que emanan del Padre, se entienden menos perfectos, en la medida que se alejan de éste.  Al mismo tiempo siempre tenderán hacia el Padre, como una fuerza irresistible que les impulsa a su origen, reconociendo que en el conocimiento del éste radica la plenitud y sentido. También es importante considerar que estos eones siempre se van originando en parejas y bajo un estricto orden jerárquico.

En el Apócrifo de Juan, Barbelo-Unigénito compendian al Padre y configuran la primera Década de eones que emanan de éste. Luego de esta Década vemos al Autogénito (Cristo) con su pareja Aletheia (Verdad) encabezar una Dodécada de emanaciones.  Recordemos que el Autogénito ocupa un lugar prominente en la jerarquía del pleroma puesto que el Invisible Espíritu virginal estableció al divino Autoengendrado como cabeza del todo y [como Dios de la verdad], y le sometió todas las potestades, a fin de que comprendiera al todo. Este es el que ha sido llamado con un nombre que supera todo nombre. Este nombre será comunicado a los que sean dignos (P.7). Nuevamente un motivo sumo sacerdotal, esta vez el nombre que supera todo nombre (ver Hebreos), sirve para destacar la supremacía del Autogénito y su rol intermediario entre los hombres y Dios. Cabe también destacar que el conocimiento del  nombre (o de la identididad) del Autogénito constituye la salvación para los escogidos.  

De la unión del Autogénito con la Incorruptibilidad (no entiendo por qué no con la Verdad…en todo caso forman una pareja, condición fundamental para generar dentro del orden del pleroma) se forman cuatro luminares: Harmozel (Gracia), Oroaiel (Comprensión o Entendimiento), Daveithe  (Percepción ) y Eleleth (Prudencia)  (P.8).  Cada uno de estos luminares es acompañado por tres personificaciones…formando así la Dodécada (4x3).

1)     Harmozel: Charis, Verdad y Morphe  (forma)
2)      Oroaiel: Pronoia (Previsión), Aisthesis (Percepción), y Memoria.
3)      Daveithe: Synesis, Agape, e Idea.
4)      Eleleth: Perfección, Paz y Sofía.

El texto continua: Estos son los cuatro luminares que están erguidos ante el divino Autoengendrado. Y estos son los doce eones que están erguidos ante el hijo, el Autoengendrado, por el querer y el don del Espíritu invisible. Los doce eones pertenecen al Hijo, el Autoengendrado, y el todo fue consolidado precisamente por el querer del Espíritu Santo por medio del Autoengendrado (P.8).  Para más detalles: I. Goméz de Llaño, El Círculo, p. 157-161. Con estas emanaciones se concluye con la idea del pleroma…a continuación el autor comenzará a explicar el origen del mal y el mundo material…el drama de la última emanación, el drama de Sofía. 

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